Hacia 1442 se firmó una concordia entre Las Mesas y Socuéllamos,
auspiciada por el entonces Comendador Lorenzo Mejía, que permitía a los habitantes de
Las Mesas “pacer con sus ganados e beber de las aguas, e cortar, e rozar, gozar e
sembrar en los términos de la dicha villa de Socuéllamos e hacer otras cosas, sólo el
que dicho Comendador había de llevarles diezmos e habían de dar e pagar ciertos
maravedíes e cosas en cada un año...”
Seguramente fue este contexto y marco legal, vigente hasta 1535, el que animó
a Don Diego de Hiniesta Hinestrosa a construir un molino hidráulico en la Ribera del
Záncara, Encomienda de la Torre de Vejezate y término de Socuéllamos, en el paraje
denominado El Saucejo.
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